Cuando uno va al oriente asturiano, es decir, cerca de los Picos de Europa, una de sus primeras intenciones es ir a los Lagos de Covadonga, uno de los lugares más impresionantes que he visitado. El lugar es tan bonito que hay que resistir largas colas para poder acceder y pedir cita previa antes de poder subir en autobús. Pero os aseguro que os va a merecer la pena y, ya que estáis arriba, rodeados de naturaleza salvaje, lo mejor es hacer un pequeño recorrido para que los niños descubran sus antiguas minas y los impresionantes lagos glaciares de los Picos de Europa.
La senda de la Mina de la Buferrera con niños
Los lagos son sin duda el punto más visitado de Picos de Europa porque, aunque su red de senderos es interminable, la mayoría de ellos no son aptos para las pequeñas y cortas piernas infantiles. Si tenéis hijos que andan más que Tarzán en la selva, os aconsejo que hagáis un recorrido de dos días, uno de ida y otro de vuelta, durmiendo en alguno de sus refugios de montaña y así podréis disfrutar realmente de la belleza y la imponencia de los Picos de Europa en soledad.
Para los que tenemos poco tiempo e hijos más normales, os propongo una pequeña ruta de unos 7 u 8 kilómetros que recorre parte de las antiguas minas de la zona y nos conduce a ver algunas de las lagunas más bonitas, en unas pocas horas.
Preparación de la ruta
Por desgracia solo se puede acceder a este impresionante Parque Nacional en autobús en temporada alta, ya que somos demasiados los que queremos visitarla. Si tenéis la suerte de poder ir fuera de las vacaciones escolares, no tendréis problema para subir con el coche, más que el deambular como funambulistas por una estrecha carretera llena de curvas y con un acantilado a los bordes que dejará a los niños sin habla todo el camino, algo inaudito y que se agradece, por lo menos en lo que se refiere a mis retoñas que hablan más que un político en campaña.
Existen 4 parking habilitados en Covadonga, en el caso que no podáis acceder con el coche. Allí mismo podréis comprar el billete de autobús: Cangas Centro P1, El Bosque P2, Muñigo P3 y el Repelao P4.
Comienzo de la ruta de la Mina de la Buferrera con los niños
Una vez allí, y después de que los niños hayan vomitado por las curvas (por lo menos las mías), comenzaremos la ruta en el aparcamiento de la Buferrera, siguiendo la señalización del PR-PNPE 2.
La ruta es circular y muy cómoda, aunque no olvidéis que estamos en la montaña, son suelos de tierra, a veces con barro, algunas piedras y alguna que otra subida, aunque no demasiadas, así que enfundar a los niños en un forro polar en otoño, crema solar y gorra en verano, y unas buenas botas que no calen.
El recorrido marca 7 kilómetros, pero no os confiéis, porque 7 kilómetros asturianos no son los mismos que 7 kilómetros en el resto de la Península, aquí la cosa requiere algo más de tiempo. Nosotros solemos dedicarle unas 4 horas, con paradas incluidas, así que empezamos por la mañana y aprovechamos para comer en una roca un bocadillo mientras admiramos embobados los lagos glaciares.
Desde el aparcamiento, accederemos a la primera subida, y la única en la que los niños se pueden quejar, porque el resto va a ser mucho más llano, hasta el Centro de Visitantes “Pedro Pidal”, que solo está abierto en temporada alta. De nuevo volvemos a subir, escuchando las quejas de las niñas de fondo por unas escaleras. A la izquierda podemos encontrar el Mirador del Príncipe que, aunque hay que desviarse un poco, recomiendo ver porque al fondo encontramos la Vega de Comeya, la Sierra del Sueve y el valle del río Guéña, o lo que nosotros terminamos por denominar como “MORDOR”… ya que no puede envidiarle una brizna de hierba a los paisajes de Nueva Zelanda.
Volvemos sobre nuestros pasos, escuchando tras de nosotros, “¿Pero porqué hemos venido hasta aquí si ahora tenemos que volver?” y continuaremos por una senda empedrada que nos conduce a las minas de la Buferrera. Una antigua y abandonada explotación de hierro, que todavía conserva algún tramo de túnel y galerías con la intención de que los turistas alucinen imaginando como pudieron construir eso a semejante altura y con los caminos de entonces. Esa fue la mejor parte para las niñas, quienes se adentraron como los enanitos de Blancanieves en el túnel, hasta que les dio el canguelo y salieron corriendo como si llevaran un petardo en el culo.
Atravesando la mina encontramos una estatua de un minero y una vagoneta, desde allí ascenderemos por un sendero estrecho hasta la explanada de La Tiese desde donde se divisa todas las cristalinas aguas del lago Ercina, aseguramos que las vistas os van a dejar atónitos durante unos largos momentos.
Continuamos la ruta por la Turbera de la Laguna Bricial
Bordeamos el primero de los lagos por la derecha, esquivando cacas de vaca y barro, y nos encaminamos hacia la majada de Las Reblagas, donde podemos beber en la fuente. A partir de ahí ya no es senda empedrada, sino tierra.
Pasaremos junto a la majada del Bricial, donde hay una pequeña Vega y en la que, cuando deshiela o llueve mucho, se forma un tercer lago glaciar, la Laguna Bricial.
Un poco más adelante nos encontramos una señal que indica el hayedo de Palombeu a la izquierda, nosotros cogimos ese camino porque, aunque es un poco más largo que si vamos directos hacia el Lago Enol, es una de las partes más desconocidas y solitarias de la ruta. La decisión está en manos de los niños, pero si andan como peregrinos yo recomendaría la opción larga que no es mucho más y es más bonita, sobre todo en otoño.
Llegamos al Lago Enol
Los dos caminos llegan al Lago Enol. Allí veremos la Ermita de El buen Pastor, que si da la casualidad que vais el 25 de julio, encontraréis una romería de pastores, donde se hacen deportes tradicionales y exhibiciones de carreras de caballos o adiestramiento de perros pastores. La otra casa que encontraréis es la de el Refugio de la Casa de Pastores de la vega de Enol que funciona de albergue turístico.
Hacia la derecha nos dirigiremos al Lago Enol, al que bordeamos por la orilla izquierda por un sendero que va hacia la majada de Los Acebos. Este camino enlaza con la carretera un tramo y de ahí nos conduce a una senda peatonal que nos devuelve hacia el comienzo de la ruta en el aparcamiento.
Comprobaréis que toda la ruta es sencilla, muy entretenida, y sin desnivel, salvo los escalones del principio, así que es perfecta para los niños a partir de 4 años, o ir con los bebés en la mochila.
Ya podéis darles la medalla de senderistas profesionales a los niños. ¡Esa es una técnica que nunca falla! así la próxima ruta los niños seguirán teniendo ganas de venir con nosotros y no pondrán cara de pasa arrugada cuando les digáis que vais a hacer una rutita por el campo.
Si queréis descubrir más rutas por el oriente Asturias, aquí te dejo una mucha para hacer con los niños para ver huellas de dinosaurios.
Y, si quieres conocer otros sitios muy interesantes para visitar en Asturias con niños, aquí te dejo un enlace que ha preparado la página de recursos educativos Twinkl muy completo.
Datos prácticos de la ruta de El Lago Enol
Aquí os dejo el enlace de Wikilock para los que quieran seguir la ruta al dedillo.
Ruta: Circular
Distancia: 7 kilómetros si no vamos al mirador del Príncipe, sino 8 km
Desnivel: 214 m (casi nada)
Dificultad: Fácil