Sí, hubo un tiempo en el que los japoneses proliferaban en la capital como setas en días de lluvia. Sin embargo, aquella explosión asiática ha experimentado un frenazo, ¿la culpa?… el bolsillo dolorido del público, la fuerte competencia y, que desde la otra punta del globo viene empujando fuerte otra tendencia gastronómica: la iberoamericana.
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