El Valle del Ponga, cerca del Oriente asturiano, es uno de esos pocos lugares desconocidos para el turista ávido de playa. A pesar de estar cerca de los Picos de Europa, la zona del Ponga esconde rutas fáciles para ir con los niños, donde descubrir la belleza de los paisajes de castaños, robles y el sonido de las pequeñas cascadas que los riegan.
Este es uno de esos secretos que me cuesta desvelar, ya que el turismo masivo destroza todo a su paso, y hace que el encanto de pasear solos por el bosque desaparezca antes que los calcetines de mis hijas en la lavadora.
Asturias en otoño
Parece imposible, pero a pocos kilómetros de Llanes todavía existen rincones por descubrir y en los que se puede disfrutar de la soledad en la naturaleza, incluso en agosto, algo tan raro como que los niños guarden silencio en el camino sin dar alaridos cuando se encuentran con cualquier bicho con patas.
El otoño ofrece uno de los paisajes más impresionantes del año en cuanto a caminos senderistas se refiere. No hay octubre que podamos resistir la tentación de agarrar los chubasqueros y las botas, y salir como cabras al monte para observar los rojos y amarillos de los robles, coger castañas y todo bicho viviente que encontremos por el camino, y endiñarnos entre pecho y espalda un buen guiso calentito al terminar el camino.
Esa pasión la han heredado nuestras hijas de 9 años, no sin esfuerzo por nuestra parte, que hemos utilizado todos los recursos persuasivos posibles para que la experiencia les resultase emocionante.
Ruta senderista con niños por el Valle del Ponga
La ruta del Valle del Ponga, parte de la localidad de San Juan de Beleño, (capital del Ponga) y durante 11 kilómetros recorre en una ruta circular: Yano, Sobrefoz, Abriegos, hasta volver de nuevo a San Juan de Beleños. Se trata del PR-AS 213, y es muy difícil perderse incluso para los despistados como yo, ya que unas marcas blancas y amarillas marcan el camino, aunque en algunos tramos la vegetación tapa esas marcas.
Nosotros no llegamos a recorrer los 11 kilómetros, sino que atajamos e hicimos 8, para lo que tardamos 3 horas con mucha tranquilidad.
La ruta no tiene ningún tipo de dificultad para los niños, aunque no es practicable ni en bicicleta, ni con carritos de bebé. Apenas tiene desnivel durante todo el recorrido, aunque en la parte final hay una fuerte cuesta de 300 metros de desnivel donde tendréis que estar preparados para escuchar las quejas de vuestros pipiolos, porque la verdad es que deja sin resuello a cualquiera.
Recomendaciones para hacer la ruta del Valle del Ponga
Antes de comenzar el sendero visitamos el Centro de Interpretación que se encuentra en San Juan de Beleño, lo que os recomiendo totalmente, ya que está muy bien montado para los niños y es muy instructivo y visualmente llamativo.
A mis hijas no les aburrió en absoluto, y eso que no estaban muy interesadas en un principio. Tras averiguar qué animales podríamos ver en el camino y observar unas espectaculares vistas del valle, comenzamos la ruta descendiendo por unas escaleras cercanas al centro de interpretación, donde encontramos las primeras marcas del PR, que nos indican que giremos a la derecha.
La ruta desciende hacia el río Améu, y en poco metros nos encontramos inmersos entre un bosque de castaños centenarios, robles, helechos en las riberas del río, fresnos y hayas. Aunque nosotros fuimos en agosto, esta ruta debe ser espectacular en otoño.
Id abrigados porque la mayor parte de la ruta es bastante húmeda y está en sombra, así que hace bastante biruji, incluso en verano, pero esa humedad es la que regala al paisaje ese verde intenso que tanto nos gusta de los bosques asturianos.
Hasta aquí no hay pérdida posible, porque el sendero está muy bien definido. Poco a poco van a pareciendo las paredes de roca de la Foz del Ponga, y donde una roca casi interrumpe el camino. Podemos escuchar como el agua pasa por debajo y ha creado un pequeño puente natural.
Atajo de la ruta senderista
En pocos metros encontramos el primer cruce de caminos, donde nos indican que el camino continua a la izquierda hacia al Yano y Sobrefoz, y una vez allí, volveremos a este punto para seguir hacia Abiegos.
Nosotros decidimos acortar el camino y subir directamente hacia Abiegos, ya que las niñas reclamaban llenar el buche cuanto antes bajo peligro de convertirse en Gremlins sino escuchábamos sus súplicas. Fue una pena, porque dicen que realmente merece la pena subir la Foz.
Hay que tener cuidado en épocas de lluvia o deshielo ya que el desfiladero es estrecho y a veces no se puede continuar hasta Sobrefoz. Además el pueblo del Yano, ofrece algunos rincones curiosos, ya que está prácticamente deshabitado y eso a mis hijas les ofrece unas posibilidades de exploración infinitas.
Una vez hayamos subido el camino, no sin un poco de esfuerzo (primeras protestas leves del camino), llegamos a una carretera que nos conduce a Abiegos. Tenemos que continuar unos metros por asfalto, pero apenas pasan coches, y el camino sigue siendo cómodo y las vistas del valle son impresionantes.
Primera parada en Abiegos
El pueblo es pequeño y esconde una pequeña ermita y una iglesia, a cuya derecha parte una senda que desciende de nuevo al río Ponga. Tras dejar los restos de una casa abandonada (¿quién demonios viviría aquí?… nos quedamos con la duda), cruzamos un puente de hormigón, retomamos el sendero principal a la derecha, aunque las marcas del PR quedan un poco ocultas por la maleza.
Aunque vuestro primer instinto es cruzar el río, no lo hagáis, el camino continúa a la izquierda aunque esté lleno de helechos y nos pueda despistar.
Agarraos porque vienen curvas… ¡este es el temido momento! Ese en el que hay que desplegar vuestra imaginación de montañeros expertos para incentivar a los niños a atravesar las ortigas (mejor con pantalón largo) y no abandonarles a su suerte a mitad de subida, que a veces dan unas ganas…
La verdad es que no me extraña que se quejasen porque la subida se hace larga, aunque no lo sea, y tuvimos que parar multitud de veces a ver las plantas y flores del camino para que el cansancio no llegase a hacer mella en ellas. Así que las íbamos despistando con frases como: “¡no has visto eso!… ¿el qué?… un gamusino con las patas verdes… ¡venga ya mamá, eso no existe!… qué si, que sí, mira a ver si lo encuentras escondido en el camino…” A ver cuanto me dura el truco, porque ya empiezan a sospechar que ni los gamusinos de patas verdes ni coloradas existen ¡pena de crecimiento que se lleva la inocencia de los niños!
Os la recomiendo sobretodo en otoño, por la belleza del paisaje, y en verano porque es el único sitio de la zona donde puedes estar medianamente solo.
Datos prácticos de la ruta del Valle del Ponga PR-AS 213
Distancia: 11 kilómetros completa /8 km opción corta
Duración: 4 horas /3 horas en la opción corta
Desnivel: 200 metros
Punto de inicio y llegada: San Juan de Beleño
Ruta circular
Apta para niños. No carros ni bicicletas
Esta es la ruta detallada desde Wikiloc.
La ruta, hecha este fin de semana con un Garmin en la muñeca tiene 1000m de desnivel acumulados (sin subir a Sobrefoz) casi 500m de subida y lo mismo de bajada al ser circular. No es complicada, pero para ir con niños hay que tenerlo en cuenta si son menores de 10 años.
Muchas gracias Pablo por tu comentario. Seguro que a mucha gente le ayuda tu opinión. Si miras el enlace del final a Wikilock verás que el desnivel total es de unos 574 metros de subida y lo mismo de bajada. Sí, recuerdo esa mortal subida pero solo al final, el resto fue bastante cómodo de hacer con los niños, aunque es verdad que los más pequeños pueden quejarse un poco en las subidas, las mías tenían 9 años cuando la hicimos y no les costó mucho, pero están acostumbradas a andar.