Taller de setas con los niños ¡A por las setas de los Pitufos!

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¡Por fin nos hemos ido de setas!… y no penséis mal, que las alucinógenas hace tiempo que las dejé, ahora prefiero las que se cogen en familia y además se pueden comer sin tener que ver elefantes rosas corriendo por la pared. Te contamos cómo es la experiencia de hacer un taller de setas con los niños en Madrid. 

Así que, como mi educación micológica es más pobre que mi cuenta corriente a fin de mes, decidimos apuntarnos a una excursión con un experto que nos indicara qué setas podíamos comer sin tener que pasar varios días sentados en el baño. Fue toda una experiencia, y a las niñas les encantó ¡os lo recomiendo!

Taller de setas con niños en la Sierra Norte de Madrid

Por desgracia, aunque a mí me encanta el campo, mis padres no fueron muy campestres, así que mi educación en materia vegetal no pasa de los pinos de la Casa de Campo y la jara pringosa que tantas veces me ha jorobado la ropa en mis paseos veraniegos. El caso es que llevaba años intentando ir a una excursión con las niñas donde pudiéramos coger setas, y no sólo cogerlas, que eso es fácil, sino también comérnoslas.

Así que surgió la oportunidad de una salida micológica que organizaba (y organiza durante toda la temporada) la Sociedad Micológica de Pozuelo, que no era demasiado cara (20 euros los adultos y los niños nada), y por supuesto, nos apuntamos.

Charla en el Taller de setas antes de salir al campo. © Jose Ramon Aguirre
Charla en el Taller de setas antes de salir al campo. © Jose Ramon Aguirre

Punto de partida de la ruta de la seta

Partíamos del Camping Monte Holiday (el de las cabañas de los árboles) dónde, junto un grupo de 8 personas, nos dieron una hora de teoría muy interesante, aunque esta parte a las niñas les aburrió un poco merece la pena para los adultos.

Tras la explicación nos fuimos cada uno en su coche hacia el Puerto de Navafría, edén de las setas y de los senderistas, cesta de mimbre en mano dispuestos a buscar hasta la casa de los Pitufos con pitufina dentro, ¡pues la encontramos! Lo malo es que no era comestible (ya decía yo que esa pinta tan mona no era muy de fiar…).

Las niñas estaban emocionadas, porque lo bueno de ir con un experto es que tú puedes coger toooodas las setas que te encuentres por el camino (incluso las que crecían en las cacas ¡ajjj qué asquito me dieron cuando las cogieron las niñas!) y meterlas en la cesta, que luego él te dice si lo puedes echar a la paella.

Comenzando la recolección de todas las setas que encontramos. © José Ramón Aguirre
Comenzando la recolección de todas las setas que encontramos. © José Ramón Aguirre

No todas las setas valen

En menos de una hora habíamos llenado la cesta, volvimos al punto de encuentro y empezó la labor de limpieza.

El 50% eran setas malas, no es que te mueras si te las comes, pero una limpieza interna estaba asegurada, el otro 50% ¡se podían comer! No sabíamos que había tanta seta comestible.

Las famosas setas de las cacas que habían cogido mis hijas, son los llamados “monguis alucinógenos” (¿no empiezan un poco pronto las jodías a desmadrarse?) En fin, que después de descartarlas, no vayamos a tener un mal viaje de vuelta, nos llevamos un kilo de setas para casita que estaban de muerte (en el buen sentido de la palabra).

Lo que se puede y lo que no se puede coger... © José Ramón Aguire
Las setas que se pueden y que no se pueden coger… © José Ramón Aguire

Aprendimos muchas cosas, y sobre todo resultó una salida al campo de lo más provechosa. Ahora hemos aprendido algunas variedades de setas que podemos coger sin peligro alguno y estamos deseando volver en busca de la seta perdida…

Envidia de las setas que cogieron otros. © José Ramón Aguire
Envidia de las setas que cogieron otros. © José Ramón Aguire

Guía para poder recoger setas con los niños

Aquí os dejo unas reglas por si salís al campo solitos y encontráis alguna seta. Por cierto,  que sepáis que si recolectáis alguna y queréis saber si se puede comer, podéis acercaros a la sociedad los lunes por la tarde con tu cesta y ellos te dicen cuáles son buenas y cuáles no.

1.- Comer solo las setas que conocemos y no tenemos ninguna duda sobre ella.

2.- Elegir ejemplares en buen estado.

3.- No recolectar setas cerca de lugares con contaminación química como fábricas, carreteras o vertederos.

4.- No recogerlas con rastrillos o piquetas que estropean el suelo.

5.- Cogerlas cortándolas con una navaja por su base para que sigan saliendo.

6.- Eliminar cuidadosamente la tierra adherida y colocar el sombrero con las láminas hacia abajo.

7.- Dejar algunos ejemplares para asegurar la reproducción.

8.- No pisar ni destrozar ninguna seta aunque sea venenosa, porque son necesarias para el equilibrio del ecosistema.

9.- No utilizar bolsas de plástico porque fermentan. Mejor cesta de mimbre.

NO ES CIERTO QUE:

1.- Todas las setas venenosas oscurezcan los objetos de plata, ajos o cebollas.

2.- Todas las setas que presentan un anillo en el pie sean comestibles.

3.- Todas las setas que huelan y sepan bien sean comestibles.

4.- Todas las setas que cambian de color al ser cortadas sean venenosas.

5.- Todas las setas comidas por animales o insectos sean comestibles.

6.- Todas las setas que crecen en el mismo lugar sean comestibles.

7.- Todas las setas conservadas en salmueras o vinagre pierdan su toxicidad.

 

Fin del taller de setas en el bungalow. © José Ramón Aguire
Fin del taller de setas en el bungalow. © José Ramón Aguire

Dicho esto: ¡Buen paseo y mejor degustación setil en familia!

La sociedad no tiene web pero os dejo el e mail por si queréis informaros sobre sus excursiones: pozuelomycota@telefonica.net

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