Atravesar con tu coche un territorio dominado por monos o leones no es algo que uno suela realizar a diario, a no ser que viva en pleno Serengueti…, o que decida ir a la Gran Vía madrileña, o visite el Safari Madrid con los niños, en la localidad de Aldea del Fresno.
No es un zoológico convencional
No lo voy a negar, los zoológicos me atraen más que una buena siesta tras un día de spá. Pero mi debilidad absoluta es el Safari Madrid, antes conocido como el Safari Park. Mi padre solía llevarme allí junto con mis primas, y esta era una de las pocas salidas que mi padre, que era más de ciudad que la Cibeles, hacía fuera de la urbe. Para él el campo era una cosa que había que ver sentado en el sofá de casa en los documentales de la 2.
Esto se traduce que una visita al Safari Park se asemejaba a un día en Disneylandia pero a lo manchego.
Por eso, en cuanto tuve dos hijas me faltó tiempo para llevarlas al Safari Madrid. La experiencia volvió a ser igual de mágica y diferente, y eso que ellas que estaban acostumbradísimas al zoo de Madrid y a Faunia.
Visita al Safari Madrid con los niños
Para empezar, no solo se dedican a la cría, sino que se trata de un parque de rescate, lo que significa que da acogida a todos los animales que han sido incautados por las autoridades que provienen del tráfico ilegal.
Aquí encontrarás animales de los cinco continentes, dentro de un recinto dividido en varias zonas:
- Un minizoo en el que podemos pasear mientras vemos algunos animales como lobos, linces, panteras o puercoespines.
- El rincón de las aves, dedicado a las aves exóticas.
- La gruta de los cocodrilos, un recinto pequeño pero muy peculiar con lianas y piscinas para los cocodrilos.
- El reptilario, donde encontrarás todo aquello espeluznante como arañas, serpientes, varanos, tortugas…
- Y, por último, la joya de la corona, el recinto de la vida salvaje donde uno penetra con su coche para ver los animales en semi libertad.
Hay una exhibición de aves rapaces que, al final, mezclan con una salida de los lobos de su celda, que dejó a las niñas inmóviles en un banco media hora, no sé si por el cague que tenían encima o por lo diferente de la actuación. Merece la pena verlo, aunque tengáis que empezar más tarde la visita al zoo.
Os puedo asegurar que no hay zona donde no lo pasáramos bien. Aquí encontramos animales que normalmente no hemos visto en otros zoológicos, y con una cercanía que le dejan a uno los pelos de punta.
Un safari en tu coche
Esta es la estrella indiscutible de la visita. La mayor parte del parque es un recinto cerrado donde los animales se encuentran en semilibertad y que debes recorrer en tu propio coche.
Al loro con los que estrenáis coche, yo no iría o pediría el coche al vecino. Muchas veces los monos están juguetones y se suben encima del capó, te mean en los cristales, y te levantan las escobillas del coche como no les caigas bien.
Lo que tienes asegurado es que las cebras, cabras, antílopes, camellos… y demás animales, aparentemente tranquilos, se acercarán a tu coche en busca de comida. Te mirarán con cara de pena, y si no la consiguen, con cara de pocos amigos. Yo que tú iba cargado con una bolsa de zanahorias ingente. Si no la traes de casa, te la venden en la entrada. Es totalmente recomendable, porque es una de las principales diversiones de los niños: bajar la ventanilla y dejar que la cebra meta el morro con esos dientes enormes por la ventanilla, y no confunda la zanahoria con los dedos de tus hijos, requiere de unas dosis de tranquimacin considerable, pero a ellos les encanta.
Aquí podrás ver animales como elefantes, leones (sí, al ladito tuyo), jirafas, antílopes, avestruces con mala leche, tigres de bengala, llamas, monos, cebras, bisontes, hipopótamos, rinocerontes, osos… sin salir de la Comunidad de Madrid. Procura ir a primera hora de la mañana, cuando no haga mucho calor, sino quieres verlos dormir la siesta bajo un árbol, o si no a última hora de la tarde.
El recorrido es más o menos de una hora, dependiendo de lo que tarde el primero de la fila, porque ya os digo que es como una romería de coches, aún así merece la pena la experiencia.
Cosas que debes saber si vas al Safari Madrid
Normalmente siempre encuentras ofertas de descuentos en internet, así que programa tu visita y no vayas a lo loco o lo pagarás caro.
Tiene una zona de picnic muy amplia por si te quieres llevar tus propios bocatas, aunque también tienen un pequeño quiosco de comidas, no sé los precios ni la calidad porque siempre he ido con la tortilla del Mercadona.
No dejes de visitar el minizoo, merece mucho la pena.
Antes de llegar a la zona del safari, pasarás por unas actividades donde tus hijos te obligarán a parar o te llenarán las ventanillas del coche de mocos y lágrimas. Y, es que, además de animales, Safari Madrid tiene un tobogán de los tiempos en los que hice la comunión, de esos que llamaban La alfombra mágica, en el que te puedes tirar en familia con un saco en el culo, y en el que vuelas como te descuides un poco.
Divertidísimo y recomendado sino te importa volver a la infancia.
Además, también ofrece paseos en poni y un circuito de kars, todo previo pago, aunque no es muy caro. Esta zona se puede dejar para tomar una café o una cerveza (según el alma de cada uno) al final de las visitas animales, y hacer el cabra sin remordimientos por no haber visto a los leones.
Recuerda que la visita es todo el día, no intentes ir con prisa o saldrás más enfadado con los niños que una mona.
Datos prácticos Safari Madrid
Dónde: Carretera Navalcarnero-Cadalso de los Vidrios, km 22, Aldea del Fresno, Madrid
Precio: 18 adultos y 14 niños, pero consultar descuentos en internet.
Web. https://www.safarimadrid.com/