Pinturas rupestres en la Cueva de Tito Bustillo y la Cuevona de Ardines

Publicado el Por Pat
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Mucho se habla del arte rupestre de la famosa cueva de Altamira, cuya visita es tan complicada como una Semana Santa sin lluvia.

Sin embargo, muy poco se cuenta de lo que esconde la Cueva de Tito Bustillo, en Ribadesella, y que le sigue muy de cerca en importancia en cuanto a sus pinturas, siendo declarada Patrimonio de la Humanidad hace unos pocos años, pero con el aliciente de que se pueden visitar sin problemas, incluso con niños a partir de 7 años.

Centro de Arte Rupestre Tito Bustillo © Jose Ramon Aguirre

Visita a la Cueva de Tito Bustillo

Aunque los hombres del Paleolítico eran más de piedra que de ladrillo visto, y eso de levantar pisos con vistosos ventanales no se estilaba hace 15.000 años, lo cierto es que, por pocos dedos de frente que tuviesen los prehistóricos para otras cosas, se las ingeniaron divinamente para vivir en entornos privilegiados y tener en amplias terrazas con vistas al mar. Este es el caso de la Cueva de Tito Bustillo.

La Cueva de Tito Bustillo, junto con la Cuevona de Ardines, es una de esas visitas imprescindibles si tus hijos tienen más de 7 años y andas cerca de Ribadesella, en la zona Oriental de Asturias, y encima están dando en el cole la Prehistoria, como es mi caso.

Aunque no tiene tantos inconvenientes para poder entrar como la cántabra Altamira, lo cierto es que vas listo si esperas visitarla de improviso y apareces de pronto para sacar la entrada. Ya te adelanto que necesitarás programar la visita con un mes de antelación, más o menos (en verano más).

Condiciones para ver la cueva de Tito Bustillo y la Cuevona de Ardines

Tanto la Cueva de Tito Bustillo como la Cuevona de Ardines se encuentran en el mismo lugar, una más alta que la otra, en un macizo que se encuentra en la misma localidad de Ribadesella.

Deberás cruzar el río Sella y dirigirte al Centro de Arte Rupestre, que es un gran edificio muy llamativo que se encuentra a un margen del río.

Allí podrás hacer las 3 visitas: El Centro de Arte Rupeste Tito Bustillo, la Cueva de Tito Bustillo, y la Cuevona de Ardines.

El Centro de Arte Rupestre Tito Bustillo

Herramientas del paleolítico en el Centro de Arte Rupestre Tito Bustillo © Jose Ramon Aguirre
Herramientas del paleolítico en el Centro de Arte Rupestre Tito Bustillo © Jose Ramon Aguirre

Es un pequeño museo donde se explica cómo se encontró la cueva de Tito Bustillo (por pura casualidad y por necesidades de la vejiga), cómo es la geología de la zona, ya que toda la montaña está repleta de galerías subterráneas que llegan a los 5 km de largo, y qué es lo que encontrarás allí dentro.

Podrás ver replicas de algunas de las pinturas que se encuentran por la zona sin que tengas que subir, bajar, escalar o agacharte dentro de las cuevas, así que es el sitio perfecto si eres claustrofóbico y quieres disfrutar de las pinturas sin sufrir un infarto de miocardio.

Pinturas rupestres del paleolítico en el Centro de Arte Rupestre Tito Bustillo © Jose Ramon Aguirre

También encontrarás algunos utensilios que aparecieron en estas cuevas como cuchillos, collares de conchas…

Y, para los más pequeños, hay una zona al final del museo con algunas pantallas interactivas llenas de botones que suelen resultar un imán para que los niños aprendan sin darse cuenta de ello, ahí pasaron las mías gran parte del tiempo sin poder arrancarlas de los botones.

Aunque ofrecen una visita guiada gratuita, los paneles están muy bien explicados y no es muy necesaria, aunque siempre suele aportar algo nuevo.

Mis hijas pusieron interés en la parte final donde se recrean algunas pinturas de las cuevas, y, por supuesto, al panel interactivo, pero para seros sincera, del resto pasaron mirando de reojo.

La entrada cuesta 5,45 euros. Los niños hasta 11 años 3,29 euros.

Cierra los lunes y martes.

Web. http://www.centrotitobustillo.com/es/1/el-centro/5/exposicin-permanente.html

La Cuevona de Ardines

Subida por los 300 escalones a la Cueva de Ardines ©José Ramón Aguirre

De forma gratuita pero previa solicitud y, siempre junto a la entrada del Centro de Arte Rupestre, podemos entrar en la Cuevona de Ardines.

Se accede a ella desde el edificio aledaño, y solo se necesitan unas buenas piernas y un abrigo para poder verla, porque para llegar a ella tendrás que subir unos 300 escalones y dentro hace un frío que pela cuando llevas 15 minutos.

La cuevona de Ardines no tiene pinturas rupestres dentro, al menos de tantos años de antigüedad, aunque sí podremos ver algunos grafitis de chavales de principios del siglo XX. Aunque estuvo abierta al público durante muchos años, la verdad es que se ha conservado estupendamente, y salvo algunas fogatas que otras en el interior donde se asaban choricillos asturianos, no hay más daños relevantes.

La cuevona es interesante geológicamente, es decir, es impresionantemente grande y llamativa. Sorprende una gran sala al final, pero no quiero desvelaros demasiado, solo os diré que se dan conciertos allí en verano de música clásica que den ser dignos de ser escuchados.

Los niños pueden entrar sin problemas, y normalmente hay entradas de sobra. Está bien iluminada y, aunque la visita dura 45 minutos porque el guía te cuenta absolutamente cada detalle de la cueva con una gracia muy peculiar, lo cierto es que la mayor parte del tiempo lo pasas admirando esa gran sala.

La Cueva de Tito Bustillo

Gran sala de la Cuevona de Ardines

Patrimonio de la Humanidad, esta cueva representa una auténtica joya del Arte Rupestre Paleolítico.

Muy cerca de la Cuevona de Ardines se encuentra esta cueva de difícil acceso, de ahí que surgiera la necesidad de construir el Centro de Arte Rupestre Tito Bustillo.

No se puede visitar con niños menores de 7 años, ya que en muchos tramos la cueva se queda totalmente a oscuras y la visita dura una hora, lo que se hace larga para los niños más pequeños, por otro lado, para conservar las pinturas se ha limitado el acceso.

Las excavaciones de la cueva revelan que estuvo ocupada hace 15.000 años y, parece mentira, pero allí seguían muchos de los objetos que utilizaron en muy buen estado: agujas, arpones, adornos, conchas… si es que las cosas de ahora no duran tanto como las de antes, ya lo decía mi abuela.

Fue descubierta en 1968 por un grupo de chavales aficionados a la espeleología por casualidad, y aunque la cueva es larguísima, solo se puede visitar un tramo, al que se accede por un túnel de 165 metros.

Pinturas rupestres del Paleolítico

Pinturas rupestres en la Cueva de Tito Bustillo

La sala del panel principal es la única que visitaremos, pero ya os aviso que no es necesario más, ya que es donde se encuentran la mayoría de pinturas.

Sobre las paredes podremos distinguir con claridad unos caballos grandes, signos y renos, y aunque hay 30 cérvidos, 13 caballos, 9 renos, 5 cabras, 4 bisontes, 1 uro, 2 animales indeterminados, 17 signos y 10 líneas de difícil interpretación, esos no podremos distinguirlos sino es con la ayuda del alguien que tengan muchos años de experiencia mirando pinturas rupestres.

La experiencia merece la pena, aunque sino podemos entrar en la cueva porque está llena, no desesperéis, porque en los alrededores se encuentran otras cuevas con pinturas rupestres que también son visitables, y un Parque de la Prehistoria en Teverga donde podremos visitar la reproducción a escala real de las cuevas de La Peña (Cándamo), Tito Bustillo y Niaux (Francia).

Y, para los niños amantes de los dinosaurios, no os perdáis el precioso Museo del Jurásico y la ruta por la Costa de los dinosaurios en Asturias.

Datos importantes sobre la Cueva de Tito Bustillo

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