La Chorrera de San Mamés es una auténtica desconocida para todo aquel que no haya estado nunca por el Valle del Lozoya; sin embargo, os aseguro que es una de las excursiones con niños más gratificantes, especialmente en invierno, cuando la nieve cubre todo el camino, y durante la primavera, cuando la cascada resulta espectacular debido al agua del deshielo.
Hacemos una ruta a la Chorrera de San Mamés, la cascada más importante de Madrid,
Senderismo con los niños
Mis pequeñas tiranas están llegando a una edad en la que no es fácil disuadirlas de que una ruta senderista es lo mejor que podemos hacer una mañana de sábado.
Mucho mejor incluso que pasarse las horas viendo La Patrulla Canina, mucho mejor que hacer el desfile diario con los disfraces de princesas al que nos tienen acostumbrados, e incluso, mucho mejor que robarle los juguetes a su hermana y esconderlos dentro de mi armario durante días, hasta que yo decido ir a ponerme ese jersey gris que nunca me pongo, y me lo encuentro aburruñado bajo una montaña de Barbies desnudas y con un chupachups pegado en una manga.
Y, aunque ellas no parecen muy convencidas de que el plan campero que les hemos propuesto sea superable a tan maña diversión en casa, al final se dejan llevar, o más bien, arrastrar, ante la insistencia de su padre y los ojos inquisidores de su madre (es decir, me).
Aquí os dejo un post sobre cómo hacer que el senderismo con los niños sea divertido para ellos.
Ruta con niños a la Chorrera de San Mamés
No vamos tan lejos, a unos 84 km de Madrid, por la autovía de Burgos, eso sí, el paseo merece la pena especialmente si uno se queda el fin de semana paseando por las inmediaciones y disfrutando de los pueblos que ofrece la zona, como el medieval Buitrago, que es de visita obligada.
La ruta es una de las más fáciles y cómodas para ir con niños, y el final es espectacular.
Es lineal, es decir, se vuelve por donde se ha ido, con lo que si en algún momento os cansáis y decidís abortar misión, siempre podéis volver al coche sin problemas. Recomiendo llevar bocadillos y agua, para poder comer al llegar a la cascada tranquilamente y sin prisas.
También ir con botas de montaña impermeables, porque hay un momento en la que puede que nos mojemos los pies en un pequeño riachuelo (aunque no es imprescindible si tenemos un poco de agilidad y somos capaces de saltar el río), y como siempre, un cargamento de víveres tipo patatas fritas, fruta y alguna chuche para ir sobornando a las niñas durante el camino, o si os suena mejor, entreteniéndolas.
Comienzo de la ruta a San Mamés
Nuestro sendero comienza en el pueblo de San Mamés, cogiendo el desvío hacia Villavieja de Lozoya, en la M-634.
En el pueblo llegaremos a una iglesia en la parte izquierda de la carretera, frente a ella, sale una pista de tierra en la que podremos pasar con el coche tranquilamente. En la primera bifurcación cogeremos el camino de la derecha hasta llegar a una pequeña quesería, en la que podemos degustar sus quesos, y en la que podemos dejar el coche (no dentro de la granja, sino en el camino).
Aunque la pista es amplia, se hace en subida, pero no asustaros porque el desnivel, aunque es continúo, no llega a los 200 metros, que para los no entendidos en la materia, significa que es ligero.
El camino es lo suficiente cómodo para que las niñas no se quejen, además no es extraño encontrarse vacas pastando por el camino, lo que les entretiene un buen rato y les da mucho que hablar.
Otro aliciente es que la ruta en total no llega a los 8 km, con lo que se puede hacer en 1 hora y media, quizás 2 h; especialmente si tienes una hija como la mía que tiene que pararse con la lupa a inspeccionar cada bicho que encuentra en el camino, y a intentar coger toda mariposa viviente que revolotea a su alrededor. Tengo que decir a su favor, que tanta insistencia al final ha dado sus frutos y ha desarrollado una habilidad pasmosa para poder cogerlas al vuelo sin hacerles daño.
Continuamos la ruta a San Mamés
Continuamos la subida hasta encontrarnos una bifurcación en la que escogeremos el camino de la izquierda, siempre dirigiendo nuestros pasos hacia el pinar que se divisa sobre nuestras cabezas.
Antes de adentrarnos en el bosque tenebroso en el que convierto el pinar a los ojos de mis retoñas, nos encontramos con la casa de la abuela de Caperucita; para los padres, una casa forestal en la que se puede entrar y echar un vistazo a sus habitaciones. Claro que la explicación de la casa de la abuela a mis hijas les gusta más, y además da juego para tenerlas entretenidas en la subida con la promesa de visitarla (menos mal que no se acuerdan de otras rutas, porque ya han visitado más de una casa de la abuelita…)
Caminando entre pinos
El caso es que ahora toca adentrarse en el pinar que para mí es la parte más bonita.
Frondoso, oscuro y fresco, en invierno las ramas de estos pinos soportan unas de las más bajas temperaturas de la zona, e incluso permanecen cubiertas de nieves parte de la temporada, y en primavera, refresca la subida y filtra una luz mágica entre los claros de sus ramas, dejando un paraje repleto de magia y encanto. Perfecto para disfrutar del silencio, cuando no vas con dos cotorras tamaño niña de 6 años que no paran de parlotear durante todo el camino sobre si nos encontraremos primero al lobo o al leñador.
Llegamos a una pequeña fuente con abrevadero en la que podremos disfrutar un poco de silencio mientras tienen las bocas llenas de agua fresca.
El sendero se empieza a estrechar y comienza a asomar, si miramos con detenimiento, el agua de la chorrera y el ruido del arroyo que discurre unos metros más abajo.
La parte final de la ruta
Aquí comienza la parte más dificultosa del camino, pero no os asustéis.
Aunque hay que girar a la izquierda y atravesar un pequeño riachuelo, cuando el camino empieza a subir excesivamente y notamos que dejamos la chorrera a la izquierda, y muchos no se atreven a pasar, os animamos a hacerlo porque se puede pasar perfectamente dando un salto con los niños en brazos, o pasándoselos al otro situado al otro lado del río.
Tampoco es mala idea, si es verano o el calor lo permite, descalzarse y pasar andando, el caudal es pequeño y apenas lleva fuerza (esta fue mi opción y me vino muy bien para refrescarme los pies después del recalentamiento piecil que llevaba porque estrenaba botas nuevas).
Llegamos a la Chorrera de San Mamés
Una vez en la piedra, apenas quedan unos 20 metros a través de una pedrera, para llegar a la impresionante Chorrera de San Mamés, la más importante en la Comunidad de Madrid, ya que forma el accidente más destacable de la amplia vertiente sur de esta montaña y es visible desde kilómetros a distancia.
Las vistas son preciosas, con todo el Valle de Lozoya a nuestros pies, y el sonido atronador de la cascada que baja repleta de agua.
Allí nos sentamos a comer nuestros bocatas de chorizo, antes los ojos como platos de mis hijas que no habían visto nunca cosa igual, y aunque tuvimos que convencerlas de que uno no se podía bañar allí y eso las desanimó un poco, os aseguro que fue una de las excursiones que más les ha gustado y de la que todavía hoy se acuerdan.
Datos prácticos de la Chorrera de San Mamés
Lugar de partida: Pueblo de San Mamés. Valle de Lozoya. A unos 84 km de Madrid.
Desnivel: 150 metros
Distancia: Entre 7 y 8 km ida y vuelta, por el mismo camino.
Recomendaciones: Llevar botas de montaña y ropa de abrigo, especialmente en invierno.
[…] Y allí que nos hemos ido a probarlas. Agarramos dos pantalones, los bikinis, un par de toallas y unas botas montañeras (las muñecas de Peppa Pig, las raquetas de ping pong, media docena de cuentos para pintar, las cartas de las niñas, el bingo en inglés, los flotadores…, ya sabéis como funciona lo de los niños) y fuimos a unos 80 km de Madrid, en Gargantilla del Lozoya. […]
[…] quieres conocer más detalles sobre esta ruta, aquí te dejo más […]
Una ruta sencilla y con un final que merece la pena ver. En verano la primera parte puede hacerse un poco dura, ya que no hay ninguna sombra, recomendable llevar agua sobre todo para los peques. La segunda parte es mucho mas llevadera, vas entre pinos siempre con sombras y mejor temperatura.
Gracias por compartirla
Hola. Queremos intentar hacer la ruta con un carrito de bebé. Se podría hacer? Seria complicado coger al bebe y pasarlo por el riachuelo?
Hola Pilar, casi toda la ruta se podría hacer con carrito de bebé, aunque es cuesta arriba y tendrás que hacer mucho esfuerzo para empujar el carro. La última parte es imposible. Tendrías que dejar el carro a un lado del camino, coger al bebé, cruzar el río, que no es caudaloso pero tiene algunas piedras, y luego subir por las piedras hasta la cascada. En realidad ese tramo es muy corto pero no está libre de un resbalón, y si tienes al bebé en la mano puede ser peligroso. Todo depende de lo aventurera que eres. Si fuera mi caso, yo sí lo haría con la ayuda de amigos o de mi marido que es más habilidoso que yo, porque yo siempre termino en el suelo en algún momento, pero ya te digo que es una pequeña aventura.
Estamos.pensando subir a ver la chorrera de San Mamés, pero lleva todo el día lloviendo y mañana estará por un estilo. Con lluvia es aconsejable? Vienen niños
Hola, la mayor parte de la ruta sí podrías hacerla, porque es por una pista de tierra, pero la parte final es peligrosa porque la roca mojada escurre y, además, está en bajada. No lo recomiendo con lluvia. Por esa zona está la cascada del Purgatorio (https://planesparahacerconhijos.com/ruta-a-la-cascada-del-purgatorio/) que es más larga y, aunque su parte final también es complicada con lluvia, la ruta es lo suficientemente bonita y larga para que no te haga falta llegar hasta el final si no quieres. También puedes hacer el paseo por Bosque Finlandés que está en el Paular, que es perfecto en los días de lluvia; eso sí, llévate botas impermeables porque suele haber barrio.
Hola, ruta con carrito.. He ido con amigos y uno no ha vuelto. Que sepas que le debes una tibia y un peroné..
Hola Luisa, ¡Cuánto lo siento! En el post pongo que el carrito se puede llevar pero solo hasta un punto, la parte final es imposible. Es incluso difícil sin el carrito porque hay que atravesar un pequeño riachuelo, y con los niños ya se sabe… Pero, muchos amigos míos, y nosotros mismos, la hicimos un carrito y no encontramos ninguna dificultad más que la propia de andar por el campo. Ramas, raíces y alguna cuesta arriba, pero poco más. De todas formas hace un año que no hemos vuelto y no sé si habrá cambiado en algo el camino. Pídele disculpas de todas maneras a tu amigo de mi parte.