En nuestra obsesiva intención de convertir a nuestras niñas en auténticos masais, dispuestas a recorrer media comunidad autónoma y parte del extranjero madrileño, decidimos comprar una botas montañeras en Decathlon (imprescindibles para estos menesteres) y lanzarnos a la aventura de intentar llegar hasta el final de la ruta de la Cascada del Purgatorio, en Rascafría.
Ruta a la cascada del Purgatorio con niños
El objetivo era ambicioso, ya que la ruta cuenta con 6 km de ida y otros 6 de vuelta (12 km en total por si estáis un poco espesos), y hasta ahora lo más que habían andado nuestra gazapas eran 5 km hacía medio año.
Así que metimos unos cuantos bocatas en la mochila, doscientos litros de agua, y emprendimos la ruta con la intención de ver hasta dónde llegábamos.
Comienzo de la ruta a la cascada del Purgatorio
La ruta parte frente a la entrada del Monasterio de El Paular, y es perfecta para niños.
El camino es casi llano, fácil y entretenido (esas son las ventajas), los inconvenientes son que, si vas en fin de semana con buen tiempo, la ruta se convierte en una romería.
Lo cierto es que la mayoría de la gente se queda en los 3 primeros kms, así que no desesperéis en el intento porque según vayáis ascendiendo veréis que ya no vais tan agobiados.
Lo primero que encontramos son unas cuantas ovejitas negras pastando en un redil y, a continuación, el precioso Puente del Perdón, del siglo XVI.
Lo atravesamos y andamos por un camino semi asfaltado hasta las piscinas naturales de Las Presillas. Continuamos, el camino se vuelve de tierra mientras asciende ligeramente, aunque vuestros vástagos ni se darán cuenta.
Caminando junto al río
Durante el sendero nos encontraremos varias bifurcaciones, ante la duda yo siempre sigo a la mayoría de la gente y suelo acertar, pero si tenéis la suerte de que no haya nadie, hay unas indicaciones hacia la RV6 (no la RV1).
Tras la primera indicación ya no encontraréis más señales, así que deberéis seguir vuestra intuición, aunque no os preocupéis porque la mía suele ser nula y en esta ocasión es difícil equivocarse de camino porque la senda es ancha y bien delimitada.
Durante casi todo el camino podréis ver a vuestra derecha el arroyo del Aguilón, uno de los más caudalosos del río Lozoya.
Cristalino, y tan bonito como frío, hay que tener mucho valor para poder introducir el pie en él, aunque a las niñas les importó un comino, porque ya se sabe que los niños por muy suaves que parezcan por fuera, poseen en su interior una piel de foca ártica escondida, que ya pueden estar metidas en agua de deshielo que a ellas le parece una playa de las Bahamas.
Muy cerca del final de la ruta
Atravesamos varias cercas de metal que, hay que abrir si están cerradas (no conviene pasar con ellas cerradas porque puede resultar doloroso) para continuar el camino. Son para el ganado, ya que podréis ver que a lo largo de toda la ruta encontraremos en los lindes del camino vacas y caballos.
En algún momento llegaremos frente a una finca vallada, a no ser que prefiramos que nos llamen la atención, conviene dejarla a la izquierda.
Merece la pena pararse a observar los charcos porque están llenos de renacuajos y las niñas se volvían locas intentándolos coger (misión imposible), y salirse alguna vez del sendero a descansar y remojar los pies en las mini playitas que se han formado en la rivera del río.
Nosotros decidimos parar a comer en una de ellas a 4 km del inicio para hacer más ameno el camino y porque no había nadie (incluso pude dormirme la siesta mientras el resto del clan familiar se dedicaba a molestar).
El final de la ruta a la Cascada del Purgatorio
Tras el descanso, las conejillas pudieron seguir subiendo sin quejarse en ningún momento.
Advierto que el camino se va complicando a medida que subimos, sobre todo cuando llegamos a una pradera con un puentecito de madera donde se puede cruzar al otro lado del riachuelo.
A partir de ahí el sendero se estrecha, la pendiente se pronuncia y las rocas se adueñan del camino (todo un reto para los niños que escalan por ellas como salamandras mientras yo me debato entre la dignidad o romperme un tobillo). Aquí conviene tener un poco de psicología infantil para que los zagales no se desanimen porque ya queda poco para la meta.
Y, por fin, se escucha la cascada del Purgatorio, que aunque parezca que no se puede uno acercar más, sí que se puede, porque al final hay un pequeño mirador vallado donde hacerse la esperada fotofinish.
Aquí mis hijas pudieron comprobar in situ lo que es una cascada ya que estuvieron toooodo el camino preguntándome qué era eso y por mucho que se lo explicase no alcanzaban a imaginarlo.
La vuelta de la cascada
Tras una merecida merienda comienza el descenso, mucho más ameno y rápido, aunque tuvimos que improvisar algunos cuentos y sacar canciones de la infancia que ni siquiera sabía que tenía ahí (y luego dicen de los psicólogos, pero una buena caminata es mucho más terapéutica).
Tras todo un día de ruta podemos decir con orgullo: ¡¡¡PRUEBA SUPERADA!!!!
De aquí al Turmalet.
Datos prácticos de la ruta a la Cascada del Purgatorio
Salida: Puente del Perdón, frente al Monasterio de El Paular.
Km: 6 de ida y 6 de vuelta.
Dificultad: Fácil, perfecta para niños. Incluso la primera parte se puede hacer en bici y con carrito de niños, la segunda ni de broma.
Precio: ¡¡Gratis!!
Que campeones!!! Pues un fin de semana de estos nos animamos nosotros!! Felicidades a las churumbelas!
El recorrido muy bueno, los kilómetros a recorrer también, la narración y las fotografías también excelentes.
Enhorabuena!!!
y mi mujer lo mejor de la ruta!!!!!
Perdon, no me ha quedado claro si hay pozas aptas para el baño (aunque frías) o solo es posible mojarse los pies
Gracias!
Hola Nacho, te puedes bañar durante todo el recorrido menos en la cascada,porque la fuerza del agua es muy fuerte y creo recordar que está vallado. Es un poco escurridizo para los niños, aunque hay algunas pozas más tranquilas. Cuanto más arriba subas menos gente encontrarás.
Saludos. Me gustaría saber en cuanto tiempo has hecho la ruta con peques??gracias
Hola Lorena, cuando hicimos la ruta mis hijas tenían 4 años, y la verdad es que eran muchos kilómetros para recorrerlos deprisa. Así que fue a lo largo de todo el día. Salimos a las 12 de la mañana, llevamos galletas y pan para entretenerlas un rato, y cuando llevábamos más o menos 4 km y vimos que ya estaban cansaditas, paramos a comer al lado del río. Se bañaron y descansamos unas 2 horas, y luego nos pusimos en camino de nuevo, ya solo quedaban 2 km hasta la cascada, y contando cuentos y canciones, se nos pasó enseguida. A la vuelta, merendamos en la mitad del camino, y fuimos buscando renacuajos en los charcos del sendero, y como es ligeramente en descenso, fueron bastante más aprisa que a la ida. Fuimos a su ritmo todo el tiempo, y llevamos algún chupachús y alguna que otra chuche como incentivo, también funciona muy bien lo de los cuentos y las canciones por el camino cuando empiezan a quejarse, aunque la verdad es que fueron estupendamente y apenas dijeron nada. A las 6 de la tarde estábamos de vuelta y durmieron como leonas. Yo te la recomiendo, sobretodo en primavera, en verano puede que haga demasiado calor para los niños.
[…] es desde donde parte la ruta. En coche, encontrarás tres aparcamientos justo desde el inicio de la ruta senderista, pero si no vas pronto, o muy tarde, olvídate de aparcar porque estará más lleno que la piscina […]
[…] cuidado en la parte final pues si no seguimos bien las balizas podemos equivocarnos de camino). A partir de tres años mis niñas lo hicieron sin problemas, eso sí, hay que tener un poco de inventiva (si quieres […]
[…] quieres conocer esta ruta a fondo aquí te cuento todos los […]
Hola. Estoy planeando hacer la ruta con carro, no me queda claro un detalle. ¿Hasta dónde es la primera parte? ¿La segunda parte es mucho recorrido? ¿Se podría hacer con mochila?
Hola Saray, la mayor parte de la ruta se puede hacer con carro, pero al final del todo, como a unos 100 metros, creo recordar, hay piedras y no podrías llegar con el carro. No hay problema con la mochila, aunque depende de lo aventurero que sea cada uno, porque siempre puedes correr el peligro de escurrirte en una piedra y caerte con mochila incluida. Mi opinión, totalmente personal, es que sí puedes llevar el carro hasta casi llegar a la cascada, y allí, dejar el carro y montar al niño en una mochila sin problema.